por Yurii Diudin
Hace exactamente 30 años, el fuego de la Catástrofe de Chornobyl (tal como se pronuncia en idioma ucraniano) quemó el suelo de Ucrania, entrando en la historia como el mayor accidente de origen tecnogénico del siglo XX.
Como resultado de la explosión del reactor No.4 de la Central Nuclear de Chornobyl en la madrugada de aquel fatídico 26 de abril de 1986 y del escape de una enorme cantidad de sustancias radioactivas a la atmósfera, solamente en Ucrania fueron contaminados con radiación cerca de 3 mil localidades situadas en 12 de las 25 provincias del país.
El desastre de Chornobyl, además de provocar numerosas víctimas directas entre los bomberos, soldados y policías que recibieron dosis letales de radiación al apagar el incendio y tratar de “sellar” el reactor destruido, afectó las vidas de millones de personas, de las cuales más de 200 mil tuvieron que ser evacuadas de los territorios contaminados de Ucrania, Belarús y Rusia.
Hoy día, cerca de 2 millones de ciudadanos ucranianos tienen el estatus oficial de “damnificados por la catástrofe de Chornobyl”, entre los cuales hay 108 mil personas discapacitadas y más de 400 mil niños.
La tragedia cambió la rutina normal y la actividad productiva en muchas regiones, provocó la reducción de la producción de energía eléctrica para la economía, causó daños significativos a la industria y la agricultura, así como a la naturaleza y los recursos acuíferos.
¿Que significa Chornobyl para Ucrania hoy? No es apenas una tragedia nacional. Es una gran responsabilidad. Ucrania sufrió en su propia experiencia todos los horrores de una catástrofe nuclear. Nosotros vimos con nuestros propios ojos a jóvenes soldados que recogían con palas el grafito radioactivo del techo del reactor, a recién nacidos con horrorosas mutaciones y malformaciones; muchos ucranianos perdieron a sus parientes fallecidos por el cáncer de tiroides.
La gravedad de las secuelas de la catástrofe obligó a Ucrania a invertir una enorme cantidad de recursos financieros – miles de millones de dólares – para eliminar las consecuencias, tanto ambientales, como sociales, de salud etc. Sin embargo, la dimensión del accidente hizo necesaria una acción conjunta de muchos países y organismos internacionales para evitar la propagación ulterior de la radiación, para convertir el “sarcófago” construido alrededor del reactor colapsado en un sistema ecológicamente seguro.
Chornobyl demostró al mundo que todos los habitantes de este planeta debemos compartir la responsabilidad por el uso seguro de la energía nuclear.
Ucrania valora altamente el apoyo constante por parte de la ONU, la OSCE y la Unión Europea, así como de los países-donantes del “Fondo de Chornobyl”, dirigido a la captación de asistencia internacional para superar las secuelas de la catástrofe y retornar a la vida normal en los territorios afectados.
Sin embargo, la superación eficiente de las consecuencias del desastre de Chornobyl está siendo complicada por la necesidad de contrarrestar la agresión armada de Rusia en el Este de nuestro país, que crea nuevos desafíos medio-ambientales. Somos conscientes de que dicha agresión es capaz de provocar un nuevo desastre ecológico en la región de Donbás, comparable por sus consecuencias nefastas con la explosión en Chornobyl.
La anegación de numerosas minas de carbón por terroristas apoyados por Rusia produjo el envenenamiento de aguas freáticas y del suelo. Son evidentes las pérdidas de la biodiversidad, mientras la flora y fauna de la región están seriamente amenazadas. Las explosiones y bombardeos de la sensible infraestructura productiva por mercenarios rusos, provocan situaciones de emergencia ambiental debido al escape a la atmósfera de peligrosas sustancias químicas, radioactivas y biológicas.
Por todo esto, es de extrema importancia la unión de esfuerzos y la presión de todos los países democráticos sobre Moscú con el fin de hacer cumplir los compromisos asumidos en los acuerdos de Minsk que son el único camino hacia el establecimiento de una paz estable y duradera en Ucrania.
(*): Embajador de Ucrania en Argentina.